Si sueles vivir en la encrucijada de “No voy a gastar a lo desgraciado” y “Me lo merezco, para esto trabajo”, es probable que necesites ayuda para armar tu presupuesto e identificar cuánto y en qué debes/puedes/quieres distribuir tu ingreso.
Te compartimos tres claves para crear tu plan financiero personal. Después de todo, tener una economía con hábitos saludables no tiene por qué ser tan difícil:
- Identifica tus ingresos, los hay de 3 tipos: fijos, variables o mixtos. Los fijos son aquellos que recibes periódicamente, por ejemplo, tu sueldo. Los variables son los no constantes o los que están sujetos a condiciones externas, por ejemplo, si tienes un negocio por tu cuenta y dependes de cuántos clientes lleguen a diario. Y, por último, los mixtos, que constan de un monto fijo y una parte variable, como aquellos trabajos que pueden generar una comisión si concretan una venta. Una vez sepas cuánto dinero te llega según cada tipo, te será más fácil decidir dónde puedes hacer ajustes y en qué medida.
- Detecta tus gastos. De estos hay fijos, variables y hormiga. Los gastos fijos son necesarios y recurrentes, por ejemplo, la renta o hipoteca de tu hogar, las colegiaturas de tus hijos, el pago de servicios, etc. Los gastos variables dependen de tu estilo de vida, como las vacaciones y los hábitos o gustos. Los gastos hormiga son cantidades pequeñas que se pueden desembolsar diariamente y que de no controlarse impactarán negativamente en tu presupuesto. Identificar estos gastos y mitigarlos podría ayudarte a alcanzar más fácilmente tus metas de ahorro.
- Usa la fórmula: Ingreso- ahorro= gasto. Si de tu ingreso apartas inmediatamente una porción para el ahorro, te será más fácil distribuir el restante entre tus gastos. Si pagas tus cuentas y gastas en otras cosas y después piensas en ahorrar, es probable que te cueste más y pienses que nunca tienes dinero suficiente.